MI VERSIÓN DE ATÚN A LA VIZCAÍNA
Ese día amanecí con unas tremendas ganas de comer bacalao pero sólo tenía atún, mientras iba cocinando pensé en mi versión y en las tantas formas de pasar por este mundo y en cómo hacer tu propia receta.
Ese día amanecí con unas tremendas ganas de comer bacalao pero sólo tenía atún, mientras iba cocinando pensé en mi versión y en las tantas formas de pasar por este mundo y en cómo hacer tu propia receta.
En mis teorías personales de la felicidad, debo de admitir que sí entraría el acto de cocinar. A pesar que es parte de mi rutina semanal también es una de las cosas de cuidado y afecto que también doy en mi relación. Creo que cocinar no sólo es preparar comida y ya, es autocuidado.
El otro día buscando un dato en tema de plantas, leí que hay un término para las personas que disfrutan las cosas vivas de una forma intensa y apasionada: biofilia. En otras palabras este psicólogo y filósofo (Erich Fromm) explicaba esta palabra como el amor, pasión y la concentrada atracción por la vida y todo lo que está vivo. Aún no sé todavía cómo encajar este texto con esta cremosa y deliciosa calabaza pero lo intentaré aquí:
Esa mañana tomé una nuez del frasco con ganas de agarrar un puño pero me contuve, siempre me pasa lo mismo con las nueces de la india y con otras cosas que me aguanto, ha de ser una memoria muy infantil que algo está tan bueno y hay tan poco que no quieres que se acabe.