CALABAZA ESPAGUETI OTOÑAL
El otro día buscando un dato en tema de plantas, leí que hay un término para las personas que disfrutan las cosas vivas de una forma intensa y apasionada: biofilia. En otras palabras este psicólogo y filósofo (Erich Fromm) explicaba este término como el amor, pasión y la concentrada atracción por la vida y todo lo que está vivo. Aún no sé todavía cómo encajar este texto con esta cremosa y deliciosa calabaza pero lo intentaré aquí:
Pensaría que es obvio que me llamen la atención muchas cosas vivas por el instinto tan simple y natural de estar viva y también creo que existimos personas más intensas que otras, y claro, no todo lo vivo es totalmente atractivo; (hay plantas que parecen agresivas y no les quiero contar que los persiga una gallina o les vuele una cucaracha); pero como a mí no me toca opinar y voy a dejarle a los expertos biólogos y psicoanalistas la naturaleza y amplia definición de esta bonita condición -que espero tenerla siempre como cualquier mortal común y corriente-, creo que nuestras experiencias personales influyen en cómo reaccionamos ante lo que vemos.
Por ejemplo, antes de contarles de la receta de esta calabaza que la tengo de memoria en mi paladar, yo no sé si estaré generando otra extraña condición con las formas de vegetales y sus colores y que sea producto de análisis o preocupación, o simplemente es el nítido recuerdo de mi mano agarrada a uno de los carritos del súper lleno de frutas y verduras que iba manejando mi mamá y detrás de ella, a pocos metros, veo a mi papá empujando otro carrito más de despensa.
Yo no alcanzaba todavía la altura del carrito, pero si apoyaba el pie en la extraña e inútil parrilla que casi nadie usa para poner cosas, me asomaba a ver su contenido que iba lleno para una familia de seis.
Imagino que hoy en día es un lujo llenar a tope dos carritos o me parece así porque aquí que sólo estamos acostumbrados a compras para dos, me voy para atrás cuando nuestros amigos con hijos nos cuentan cuánto gastan en comida (y en recibos de servicios, mejor ni mencionarlo). Se me olvida que cuando estaba niña, también se compraba como para un ejército; pero insisto, eran otros tiempos.
Es un recuerdo tan breve pero tan abundante, que me acostumbré a que la vida está llena de formas y colores distintos y había que probar de todo. Seguramente la matemática que se necesitaba para alimentar a seis bocas aumentaba la variedad de todo lo que yo veía. Posiblemente por eso me gusta mezclar tantas cosas y cuando tengo la oportunidad de escoger frutas y verduras -algo que dejé de hacer por las prisas de este mundo cruel- les hago un verdadero desfile de belleza antes de llevarlas conmigo; les busco la perfección porque me acuerdo del desfile de mis padres con sus dos carritos caminando por los pasillos del supermercado.
Pero lo que iba a explicar es el momento que me enamoré de la calabaza spaguetti, de su suave mezcla de sabor cremoso y color canario: un amarillo ni muy pálido ni muy dramático. Esta calabaza tiene la dosis suficiente y casi perfecta para ser una belleza y excelente idea en días donde se antoja poner comidas más calientes en la mesa. Además, deben de experimentar el placer que se siente al rasparla con un tenedor para multiplicar en cientos de tiras su centro bellamente rallado que sale como spaguetti quitándole la ansiedad a cualquiera.
Si yo fuera de otra época y otro lugar, no sé cuánto me tardaría en cocinar todos los días si tuviera que prender leña y no tuviera electricidad, seguramente no viviría a pasos agigantados el día y otra cosa sería: sin ansiedad, sólo paciencia y calma. Posiblemente ya no puedo vivir sin las comodidades de hornos eléctricos doradores multifunción o posiblemente sí, los humanos nos acostumbramos casi a todo… bueno, casi; yo me acostumbré a ver mucha variedad de comida en mi casa, muy sencilla, nada gourmet pero muy variada y creativa.
Quién sabe si ya soy la loca de las plantas con una grave crisis extistencial de biofilia o sólo me gusta hacer mi propio desfile de belleza diario porque me siento acompañada.
CALABAZA ESPAGUETI RELLENA DE ATÚN Y VEGETALES
1. Partir la calabaza por mitad, retirarle las semillas (pueden hacer esto con las semillas), untar la calabaza con un poco de aceite de oliva, pimienta y sal, llevar en charola al horno por 15-20 min. en alta temperatura o hasta que esté suave y cocida.
2. Antes de dejarla enfriar totalmente, tibia, con un tenedor raspar su interior para sacar las hebras que hacen el “spaguetti” y reservar. (no raspar hasta la cáscara, dejar un poco de la calabaza)
3. En un sartén, sofreír (a ojo las cantidades) cebolla picada, ajo picado, brocoli, champiñones, aceitunas negras y un toque de alcaparras... prácticamente la mezcla de vegetales se puede modificar con lo que tengan, (pueden agregar granitos de elote o pimiento rojo también). Añadir alguna pasta de tomate natural sazonado que tengan, agregar atún, condimentar y listo.
4. A esta mezcla le añaden la calabaza rallada (spaguetti) incorporan bien, rellenan sus calabazas y añaden algún queso que les guste.
5. Se hornea la calabaza hasta que esté gratinada y listo.