Date tiempo, pero no dejes de avanzar
Hay días en que un problema o pensamiento negativo, se queda instalado como esas molestas etiquetas engomadas que no puedes quitar de algún vaso:
Las remojas en agua, las tallas con múltiples fibras, recurres a todo hasta que de plano te das por vencida, la dejas así y esperas que las múltiples lavadas se hagan cargo de la pegajosa molestia.
Ya no tienes más fuerzas, ya no quieres intentarlo.
Y de pronto, así se presenta la vida con etapas complicadas que no sabemos porque están ahí y por más que intentamos no se van.
Se resisten como si trajeran un poderoso pegamento.
Te preguntas: ¿Dónde quedaron mis ganas? ¿Porqué estoy así? ¿Por qué por más que intento parece que no avanzo?
Tal vez, llevas tiempo sin poder resolver algo.
Yo de pronto trato de analizar las capas ocultas que no se dejan ver para ver qué encuentro, pero a veces lo único que encuentro es un auténtico desorden.
Sé que podría ignorarlo y leerme una frase motivacional y listo, a veces me encantaría que mi cerebro trabajara así.
Pero por mi naturaleza (para bien y para mal) me la paso buscando, porque cuando por fin encuentro sé que puedo crear algo con eso, para hacerme la vida más amable y (a los que me rodean también).
Dale tiempo, pero no dejes de avanzar.
Aunque sea pequeños pasos; lo que a ti te funcione.
Hazlo.
Yo me ando acercando a los 40 y está siendo una etapa llena de contrastes (blancos y negros) y aunque tengo muchos planes y me siento una mujer activa, me llegan unas grandes olas de cuestionamientos o nostalgia extraña que estoy tratando de llevarlos lo mejor que puedo sin ahogarme.
"Algunos días flotando de muertito" y pensando ¿Seguiré nadando para allá?
De pronto me da culpa porque ando al 30% de mis capacidades y siento que debería de estar en perfecta armonía, pero la realidad es que esta etapa me está dando algunos días medio desafinados.
He llegado a pensar si mis hormonas secuestraron mi cuerpo y ya se están agarrando en un "cat fight" peleando entre ellas, mientras que unas se estiran las arrugas, otras lloran y ríen tratándo de decidir si pintarse el cabello, dejarse las canas o irse de parranda un año sabático a bailar conga a un crucero.
Y aunque exista la posibilidad que el cambio de cada decena de años tenga cambios anímicos o fisiológicos, seguro hay otras cosas que yo he cosechado o simplemente algo se está transformando para un cambio y dice: dale tiempo.
El futuro me gusta, porque lo puedo inventar.
Lo único que tengo claro y poco a poco cobra más fuerza es que siempre tendré que trabajar constantemente en mí. Seguro habrá etapas más relajadas y plenas (eso deseo) pero no van a llegar por arte de magia.
Seguro hay personas más relajadas, yo llegué tarde a esa repartición y me tocó otro bolo.
Pero en mi caso la creatividad es lo que creo que me ha salvado de mis peores etapas y posiblemente sea un buen indicador en los próximos años para sentirme vital; siempre estaré buscando un futuro lleno de posibilidades.
Porque sí, seguro no es muy saludable pensar tanto en futuro pero ¿No sueñas a veces despierta todo lo que pasaría si...?
Y si la mayoría de esas cosas hacen sentir un movimiento palpitante en el pecho de futura felicidad, aunque sea por un momento, que así sea.
Si algo te ilumina, no lo apagues
Yo cada vez creo que malabarista además de ser un proyecto con propósitos profesionales y que me animó a emprender, (no me soluciona todo) sí ha contribuido de una forma profundamente transformadora en otras áreas de mi vida.
No sé si llegó hace unos años en un momento adecuado, no sé si llegó muy tarde, no sé si yo ya voy tarde, pero... ¡Cuando yo creo por aquí me siento 10 años menos!
Crea para ti, para alguien más, para los que ya no te ven; para transformar la historia que alguien abandonó en el cajón, para la tuya que quedará algún día olvidada, para la que fuiste; para la de este mismo instante que se alegra de dar lo que tiene y le emociona lo que podría ser mañana.
Porque cuando creas no te apagas; dura poco, pero ilumina mucho.
Tal vez muchas veces se te acabarán las palabras, las ganas y la paciencia, pero luego saldrán nuevas.
Tal vez se te apagará una ilusión y encenderá otra más realista y de nuevo se te iluminará la cara de emoción alimentando una nueva idea.
Y así, en vibrantes chispazos seguro crecemos a pesar de ya haberlo hecho, se forma un proceso creativo y muy personal, (y por fin se despega esa maldita, molesta y pegajosa etiqueta del vaso)
Creo que a veces sólo hay que dejar que pasen las cosas, tomar tiempo, pero no dejar de avanzar con lo que tengas.
Si no pasáramos por malas etapas no tendríamos qué contar de cómo le hicimos.
No habría experiencia, no habría aprendizaje, no habría crecimiento y sobre todo, no sabríamos ¡Qué si agarramos una secadora de pelo en máxima potencia... se desprenden esas inútiles etiquetas!